¿Qué es el paraíso? Todos los humanos se lo han preguntado tan siquiera una vez en su vida ¿En realidad existe? ¿Dónde está?
Preguntas que quizá a los adultos les dé miedo contestar, interrogantes que a los ignorantes les urge saber. La ironía: todos llegan a tener una vida adulta, por lo tanto, todos son
ignorantes.
Para Jane, una estudiante de Psicología cursando el último año, el paraíso era un lugar utópico, creado por la mente propia, para la pura satisfacción y deseos propios. Quizá siguiendo parámetros que han impuestos los libros, como la Biblia; o películas o casos raros de gente que dice ha visto el paraíso.
Cuando murió, miserablemente y dando lástima a los presentes, supo que Dios no es quien te llama a su presencia. La muerte es quien te lleva y ella decide qué hacer con tu futuro, si es que se le puede decir futuro a lo que le sigue después de la muerte.
Jane llegó a lo que supuso… era su paraíso. Un prado lleno de flores, y árboles frondosos. Supo que era lo que ella siempre había querido, vivir en un lugar así siempre fue su mayor anhelo desde que su tío les mandaba fotos de su pequeña cabañita en un lugar parecido a éste.
Entonces Jane, cayó en la cuenta. Estaba sola, completamente sola en un prado lleno de flores. ¿Eso era su paraíso? Pasar la eternidad sola en un lugar desolado, sabiendo que sus familiares morirían e irían a otro lugar donde se encontrarían en su misma situación.
Era cierto, no tenía dolor, no tenía hambre, sólo un sentimiento de melancolía que le inundaba el alma.
Si en verdad esto era su paraíso, desearía volver al mundo, volver a tener una vida ajetreada, con monoteísmo o no, ella quería regresar. Entonces se dio cuenta de que lo vivido en el mundo, jamás volvería a ella, que estaba destinada a ese mundo utópico que comenzaba a odiar, que por haber deseado tanto, al encontrarlo no sintió satisfacción.
FIN
Bueno, en cierto sentido éste es mi concepto del paraíso. Siento que es un mundo utópico del que te puedes aburrir. Por eso, prefiero no pensar a dónde iré, simplemente morir y dejar mi alma en manos de la muerte o Dios.